martes, 20 de marzo de 2012

I give you my heart

Te lo regalo. Tómalo tuyo es, mío no. En contra de lo que la ciencia pueda pensar, no lo necesito. Es un poquito nervioso, lo sé, da unas 60 u 80 pulsaciones por minuto en estado de reposo, aunque suelen aumentar cuando ve a alguien especial. Cuando siente que una persona merece la pena, late fuerte, como queriendo hacerse notar, el pobre es pequeño, pero a veloz y a energía pocos le ganan. Ha sufrido desamores, sí, pero de los de verdad tan solo uno, pero no hay de que preocuparse, lo tiene completamente superado. Tampoco guarda lágrimas, pero si millones de sonrisas, de momentos que le hacen que tenga ganas de latir, momentos que al recordarse te hacen sonreír. Ah! Y no se pone malito nunca, está vacunado desde que nació. Se alimenta de caricias, abrazos, besos y alguna que otra sonrisa.
Hace tiempo que vengo observando que el tuyo no anda demasiado bien, te propongo un cambio; tu me das el tuyo y yo el mío. Prometo cuidarlo, darle mimos y arreglarle las heridas que tiene, una vez que este de nuevo montado te lo devuelvo. Mientras se esté curando puedes hacerle visitas, no me importa. Hay pocas cosas que importan de verdad en este mundo, cosas que no todo el que lea esto podrá comprender, de esas cosas a mi me importas tú.

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